La biomasa nacional podría incrementar su producción eléctrica un 23%

Las tecnologías biomásicas en España son uno de los principales medios con los que contamos para conjugar los objetivos renovables para 2020 y 2030 con la necesaria gestionabilidad del sistema. Los 90 MW de biomasa que ya estarán en construcción el próximo mes, podrían complementarse con proyectos adicionales, ya que España cuenta con un potencial de, al menos, 8.000 megavatios que podrían aportar electricidad renovable totalmente gestionable si se realizasen subastas específicas. Además, los 1.038 MW instalados en nuestro país podrían aumentar su aportación si se eliminase la limitación regulatoria de 6.500 horas, lo que supondría un incremento del 23% en generación. Desde el sector español de la biomasa confían en que la nueva Ley de Cambio Climático y Transición Energética contemple a la generación eléctrica mediante estas tecnologías como una de las principales soluciones para alcanzar un mix renovable y gestionable.

Las características de la biomasa, que aúna las propiedades de las energías renovables con la capacidad de regulación de una central térmica, son fundamentales para poder incrementar el porcentaje de renovables en nuestro mix eléctrico. A pesar de estas bondades, desde que se adjudicaron 200 MW en la subasta de enero de 2016, no se han vuelto a realizar subastas específicas de esta tecnología.

 

En construcción los primeros proyectos de la subasta
En el lado positivo, hay que contemplar que ya ha comenzado la implantación de los proyectos que fueron adjudicados en 2016. En el próximo mes ya estarán en construcción 90 MW, que supone un 45% del total subastado. La otra cara de la moneda es que estos nuevos proyectos, al igual que los más de 1.038 MW ya instalados, tienen limitada su contribución debido a que están limitados por ley.

 

Un límite horario que limita el desarrollo
En la actualidad, la retribución regulada a la generación eléctrica con biomasa sólida, biogás y la Fracción Orgánica de Residuos Sólidos Urbanos (FORSU) está limitada a 6.500 horas de funcionamiento al año, cuando se trata de unas tecnologías que pueden funcionar 24 horas al día y 365 días al año pudiendo superar las 8.000 horas anuales, aportando estabilidad, firmeza y gestionabilidad sin comprometer los objetivos de renovables y de reducción de emisiones. Considerando 8.000 horas de uso anual de las instalaciones, estaríamos ante un incremento del 23% respecto a la actual limitación. “Ante un escenario de cierre de centrales térmicas, entendemos que el Ministerio de Energía debería reconsiderar la limitación de horas de generación eléctrica con derecho a percibir retribución a la operación, pues nuestras instalaciones tienen capacidad para aportar gestionabilidad y estabilidad en el sistema, además de poder producir en punta al igual que lo hacen las térmicas”, ha declarado Jordi Aguiló, presidente de APPA Biomasa.

Sin el actual límite regulatorio, la producción eléctrica de las tecnologías biomásicas podría aumentar cerca de un 23% de un año para otro, contribuyendo a mejorar nuestro porcentaje de renovables con instalaciones que ya están construidas y están infrautilizadas. “Debemos exigir coherencia al Ministerio, si queremos un mix renovable y gestionable, la biomasa debe tener un mayor protagonismo. No podemos decir que las renovables no son gestionables porque se ignora deliberadamente a tecnologías renovables que pueden aportar firmeza y generar en punta. En este sentido, la biomasa aporta las mismas ventajas que las centrales tradicionales pero usando un recurso autóctono y renovable”, ha defendido Aguiló.


Un potencial por aprovechar
El grado de autoabastecimiento nacional por fuentes biomásicas es de tan solo 28 días, muy alejado de los 132 días de Suecia, lo que nos sitúa en la posición 23 (de 31) del ránking europeo. Este puesto no se puede entender si se contempla el magnífico potencial de España y se piensa en la multitud de recurso disponible. España cuenta con importantes recursos agrícolas y forestales, ganaderos (principal cabaña porcina de Europa) y de residuos renovables (residuos presentes en todos los municipios y ciudades de España).

Este importante recurso, actualmente desaprovechado, podría complementar a tecnologías menos gestionables como la solar y eólica, garantizando la transición energética en España sin recurrir a tecnologías fósiles que comprometen nuestros objetivos de descarbonización y de renovables. “La biomasa no hay que importarla, contamos con ella en nuestros campos y en nuestros montes, como subproducto de nuestras agroindustrias y está presente en nuestros vertederos. Su aprovechamiento genera empleo y ofrece oportunidades de desarrollo a las regiones. No podemos consentir que el déficit energético sea equivalente al 85% de nuestro déficit comercial total cuando no aprovechamos estos enormes recursos. Apostar por la biomasa es apostar por España”, ha concluido el presidente de APPA Biomasa.

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