Bioenergy Europe responde a un estudio de Argos en defensa de la biomasa

Sector pionero en el establecimiento y respeto de estrictos criterios de sostenibilidad en su cadena de suministro, la bioenergía se ha convertido en  la única fuente de energía afectada de manera legal por los criterios obligatorios de sostenibilidad, algo que no se encuentra de manera equivalente en ninguna otra energía, material o producto alimenticio, y que la posiciona, automáticamente, en el ojo del análisis que puedan suscitar los REDII implementados por la Comunidad Europea que comenzarán a tenerse en cuenta a mediados de 2021.

Portadores de garantías extraordinarias en el uso de la biomasa como fuente de energía para los ciudadanos europeos, el sector acogió con satisfacción y responsabilidad desde el primer momento dichos criterios, pues consolidaban el papel de la bioenergía en la mitigación del cambio climático y transmitían tranquilidad a los usuarios e inversores.

Sin embargo, después de la presentación del estudio “Dinero para quemar” realizado por distintos periodistas y agencias de noticias europeas y que promovía Argos, una colaboración entre Human y VPro, las distintas asociaciones han sentido la necesidad de aclarar y desmentir determinadas afirmaciones promulgadas por los primeros.

La UE avala el uso de biomasa leñosa obtenida de forma sostenible como fuente de energía renovable
En primer lugar, la REDII considera que la biomasa leñosa es una fuente de energía renovable, tanto la que proviene de residuos de la industria de la madera como la obtenida directamente de los aprovechamientos forestales. Y esto es así porque en Europa existe un riguroso control sobre el abastecimiento de madera y biomasa a la industria que garantiza su sostenibilidad.

El uso de bioenergía en ningún caso conduce a la deforestación. De hecho, contribuye a todo lo contrario.

En los bosques crecen árboles demasiado pequeños, deformes o enfermos para ser aprovechados por las industrias de transformación de la madera, pero que se pueden emplear para generar energía de forma sostenible.

El presidente de AVEBIOM, Javier Díaz, considera que retirar estos árboles, “es totalmente necesario para mantener las masas forestales en condiciones óptimas de conservación, almacenar y secuestrar carbono de manera continua y reducir el volumen de combustible susceptible de facilitar o agravar los temibles incendios forestales o las plagas”.

El sector forestal tiene claro que destinar los árboles de bajo valor a generar energía renovable que sustituye a los combustibles fósiles permite costear parte de los trabajos de mejora de las masas forestales europeas a medio y largo plazo.

Según las últimas cifras de la FAO, la superficie de los bosques europeos ha aumentado en un 47% desde 1990: en los últimos 30 años, la cobertura forestal se amplió en 482.000 hectáreas anualmente. Esto equivale a 1,3 campos de fútbol por minuto.

El sector de la bioenergía es un ejemplo de bioeconomía circular
Para seguir, la industria de la bioenergía forma parte de una cadena de valor muy compleja con fuertes vínculos con las actividades forestales. En este sentido, el sector de la bioenergía es un ejemplo de bioeconomía efectiva, que genera beneficios ambientales y socioeconómicos en las zonas rurales.

El uso de biomasa ha aumentado a lo largo de las últimas décadas gracias al más eficiente aprovechamiento de los residuos y subproductos de las industrias forestales.

Un hecho que algunos divulgadores y lobbies europeos desconocen es que el porcentaje de aprovechamiento de madera con fines energéticos se ha mantenido estable en el tiempo: el uso de leña en equipos poco eficientes ha evolucionado en pocos años a un uso moderno de biomasa estandarizada en equipos automatizados y de alta eficiencia.

Las emisiones de los combustibles fósiles son muy negativas para el clima en comparación con las ocasionadas por la biomasa
En tercer lugar, la diferencia fundamental entre las dos fuentes de energía es el ciclo del carbono. Mientras que quemar combustibles fósiles introduce carbono adicional en la atmósfera imposible de ser absorbido por completo por los sumideros naturales, las emisiones debidas a la combustión de biomasa proveniente de gestión forestal sostenible se compensan con el crecimiento de los árboles donde se produjo el combustible.

Algunos artículos periodísticos sugieren que se deben dejar los residuos forestales en el suelo para que se descompongan lentamente, lo que resulta absurdo, ya que el CO2 terminará igualmente en la atmósfera y sin sustituir las nocivas emisiones generadas por los combustibles fósiles.

La importancia de la biomasa en la transición energética en la UE28
Finalmente, la biomasa es la mayor fuente de energía renovable de Europa: aporta en la actualidad el 60% de todo el consumo de energía renovable en la UE, lo que representa el 10,3% del consumo de energía total.

Es indispensable en la transición para abandonar los combustibles fósiles en los sectores de la electricidad y la calefacción: en 2018, la bioenergía en la UE28 registró 310 MtCO2 eq en ahorros de emisiones, equivalente a alrededor del 7% de las emisiones de GEI en ese año.

La simplificación excesiva del conocimiento científico y las campañas de desinformación como “Dinero para quemar” respecto de una cadena de valor tan compleja no solo tendrá un efecto perjudicial en el sector, sino en el esfuerzo actual de la UE para eliminar gradualmente los combustibles fósiles.

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